¿QUÉ ES EL APRENDIZAJE?


Existen múltiples definiciones al respecto, las cuales responden a variadas teorías que se han ido construyendo cada cierto tiempo.

Para Hilgard, citado por Pizano (2012), “el aprendizaje es el proceso por el cual se origina o cambia una actividad mediante la reacción a una situación dada, siempre que las características del cambio en curso no puedan ser explicadas con apoyo en tendencias reactivas innatas, en la maduración o por cambios temporales del organismo”. Para el citado autor, el aprendizaje se basa en un cambio de actitud como reacción ante ciertos estímulos del medio.

Para Vigotsky, citado también por Pizano, “el aprendizaje es un proceso necesario y universal en el desarrollo de las funciones psicológicas, específicamente humanas y organizadas culturalmente. El aprendizaje es un proceso social, no privado o individualista, por lo tanto tiene que anteceder al desarrollo, para que el desarrollo continúe”. Explica Pizano: “Desde la orientación vigotskiana no es lo mismo decir que el aprendizaje es un proceso psicológico contextualizado por lo social: existe una interacción social a la que se denomina interpsicología, de la que surgen funciones mentales: representaciones simbólicas, memoria, pensamiento, lenguaje y percepción”.

Para Piaget (Pérez; 2009), el aprendizaje es consecuencia de la relación del ser humano con el mundo. El aprendizaje es acción, actividad sobre la realidad exterior o propia, que muchas veces será motriz, pero otras, pura mente interna. La inteligencia busca la adaptación a la realidad mediante su explicación y control; cuando esto se consigue, el organismo se dice que se encuentra equilibrado. Hasta lograr esa situación, el desequilibrio existente constituye el motor que lleva al organismo a hacer el esfuerzo necesario hasta conseguir asentarse. Este proceso es denominado por Piaget como aprendizaje en sentido amplio, para distinguirlo de aprendizaje en sentido estricto.

Pozo Municio, citado por Leliwa y Scangarello (2011), indica que “aprender es un cambio relativamente permanente de la conducta del sujeto, que ante una situación nueva sus modos previos de responder no son adecuados o pertinentes. Debe realizar otras actividades, debe conducirse de otra manera, debe ensayar nuevas respuestas. Si bien podemos pensar que un aprendizaje logrado es un buen aprendizaje, sus rasgos característicos implican: a) Un cambio duradero; b) transferible a nuevas situaciones; c) consecuencias directas de la práctica realizada”. Y agregan las autoras: “El aprendizaje debe comprenderse como un proceso multidimensional de apropiación cultural, pues se trata de una experiencia que involucra el pensamiento, la afectividad y la acción”.


Sobre la disponibilidad de aprender

Leliwa y Sangarello (2011) indican que el proceso de aprendizaje se caracteriza como un proceso dinámico, animado por un interés, una motivación, en el que el equilibrio inicial se quiebra, provocando un desequilibrio que obliga al individuo a llevar a cabo determinadas situaciones con el fin de conseguir un nuevo estado de equilibrio. La motivación es una de las condiciones fundamentales en el aprendizaje. Los motivos inician, dirigen y regulan las actividades del individuo y constituyen los factores que determinan la búsqueda de respuestas ante situaciones a resolver.

Pero luego, las autoras en referencia preguntan: ¿qué es lo que genera el interés, la motivación?, ¿qué es lo que hace que tras el desequilibrio algunas personas sean capaces de reequilibrase nuevamente?, ¿qué es lo que hace que otras o las mismas personas, en ocasiones distintas, simplemente abandonen la tarea, no logren aprender?

Para algunas respuestas citan a Solé (1997), que menciona que “en el aprendizaje intervienen numerosos aspectos de tipo afectivo y relacional…el aprendizaje y el éxito con que lo resolvamos desempeña un papel definitivo en la construcción del concepto que tenemos de nosotros mismos (autoconcepto), en la estima que nos profesamos (autoestima) y, en general con todas las capacidades relacionadas con el equilibrio personal. Está de más indicar que dichas capacidades mediatizan la actualización de otras: las de relación interpersonal, o las cognitivas”. Y sobre autoconcepto y autoestima indica lo siguiente: “El autoconcepto se aprende, si se quiere, se forja en el curso de las experiencias de vida; las relaciones interpersonales, en particular las que se tienen con otros significativos (padres, hermanos, profesores, compañeros, amigos, etc.) constituyen los hilos mediante los cuales se teje la visión de uno mismo”.

Estas mismas autoras, para completar sus ideas, citan a Nélida García Márquez (1997), quien menciona lo siguiente sobre la disponibilidad del aprendizaje:


  • El aprender implica una totalidad en el sujeto. Lo hace mediante su aparato biológico y psicológico (consciente e inconsciente) y, dentro de este, especialmente desde su aparato cognitivo. Aprende desde sus afectos, su cuerpo, sus capacidades intelectuales y su propio esquema referencial. Desde lo que sabe y desde lo que no sabe.
  • Aprender es poder reconocer la carencia, es decir, el sujeto que aprende debe poder aceptar que los esquemas de conocimiento disponible no son los adecuados para la situación. En ese sentido, el educador debe cuidar la construcción de un vínculo saludable con el objeto de facilitar el aprendizaje.
  • Aprender se relaciona con el crecimiento. Cuando un niño crece va adquiriendo independencia de su núcleo familiar, se orienta hacia la realidad extrafamiliar transfiriendo conocimientos y afectos. Se relaciona con otros significativos que se irán constituyendo el los vínculos más fuertes que tienen como  matriz las relaciones parentales y familiares, tales como el grupo de pares, amigos, docentes, entre otros. Con ellos establece vínculos, aprende, recibe una imagen de sí mismo a partir de las nuevas interacciones.
  • Aprender se relaciona con la escuela, en cómo esta contribuye al aprendizaje social, transmitiendo contenido culturalmente válidos favoreciendo el aprendizaje de unos y otros.
 
Otros factores que intervienen en el proceso de aprender, además de la motivación, interés, disponibilidad y características del sujeto que aprende, se deben considerar otros como las expectativas, la atribución de significado, las diferencias individuales (Leliwa y Scangarello; 2011, 86).

  • Las expectativas: Es lo que se espera de las otras personas tales como conductas, palabras y actitudes; cada uno construye opiniones, ideas, representaciones a partir de lo vivenciado en cada encuentro con otra persona.
  • La atribución de significado: Es el sentido o valoración que el sujeto le brinda a una tarea cualquiera. Para que la tarea interese, es preciso que esa actividad sea interesante, que cubra alguna necesidad, que funciones como motor de la conducta.
  • Las diferencias individuales: Cada sujeto de aprendizaje es único. Si bien existen modos similares de actuar de todos los seres humanos, existen también las diferencias individuales. Por ejemplo, en un mismo grupo de niños de la misma edad se observan comportamiento y conductas diferentes. Esas diferencias pueden ser explicadas, diciendo que el sujeto nace con características heredadas que, al interactuar con factores ambientales conforman un sujeto particular.
 
Fuentes de información

PIZANO CHAVEZ, Guillermina (2012). Psicología del aprendizaje. UNMSM. Programa de complementación pedagógica. Lima.

LELIWA, Susana y SCANGARELLO, Irene (2011). Psicología y educación. 2° edición. Ed. Brujas. Córdova. 

PÉREZ SANCHEZ, Pablo (2009). Psicología educativa. 3° edición. Universidad de Piura.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los 4 estilos de aprendizaje según el modelo de Kolb